El siguiente articulo no es escrito por mi, pero para inaugurar la página deportiva de Amanecerá y Veremos me pareció muy apropiada; que lo disfruten.-
escrito por Antonio Rodríguez
Aunque lo parezca, no voy a hablar aquí de gastronomía, a pesar de que se podría escribir mucho sobre el vino que en mi país de origen, España, es algo más que una simple bebida y tiene toda una rica cultura alrededor. De lo que estoy hablando es de la Copa América de Fútbol que se va a celebrar próximamente en Venezuela y donde, además de disfrutar de grandes momentos con los equipos estrella, pienso que podemos asistir al descubrimiento por parte del resto del mundo de la realidad de este deporte el país venezolano.
Sin duda, que a veces ver las cosas desde una perspectiva externa ayuda a discernir con más claridad sobre dicho asunto. Así pues, podría ser más clarificador analizar el papel de la selección venezolana desde fuera de este país. Ese es mi caso con respecto al equipo vinotinto (aquí aparece por fin el líquido elemento del título) ya que reconozco que era un desconocedor del fútbol venezolano y hace unos días empecé a cambiar mi apreciación.
Todo comenzó después de ver el partido del Caracas en la Libertadores ante el River Plate, donde lo que pensaba sería un paseo para el club millonario se convirtió en una gran sorpresa al caer derrotado por los venezolanos y ser eliminados de la competición. A partir de ahí, en mi cabeza se fueron uniendo pensamientos, visiones e ideas en principio inconexas. De pronto me vino a la mente la imagen del futbolista del Mallorca Juan Arango, y de momento caí en la cuenta de que éste era venezolano. Poco a poco se fueron enlazando esas impresiones y al final llegué a un fantástico descubrimiento: Venezuela también existe en el planeta futbolístico.
Y entonces, si va a ser la sede de un acontecimiento tan grandioso como la Copa América, si ser anfitrión es siempre un factor añadido a la motivación, y si realmente tiene jugadores de calidad que hasta ahora habían pasado inadvertidos para la gran mayoría de aficionados ajenos a otra realidad que no sea Brasil o Argentina; entonces, ¿qué pasaría si en esta ocasión los venezolanos dieran la sorpresa y por lo menos se colarán en las semifinales? ¿Y si llegarán a la final? ¿Y si ganaran? No sabemos qué pasará porque todo es posible en el deporte, pero de momento para un aficionado más como es el que suscribe, hay un aliciente más para ver la próxima competición de selecciones americanas. No puedo dejar de pensar desde entonces en que sería bonito disfrutar este verano de una copa de vino tinto, y no me refiero sólo a la bebida.
Aunque lo parezca, no voy a hablar aquí de gastronomía, a pesar de que se podría escribir mucho sobre el vino que en mi país de origen, España, es algo más que una simple bebida y tiene toda una rica cultura alrededor. De lo que estoy hablando es de la Copa América de Fútbol que se va a celebrar próximamente en Venezuela y donde, además de disfrutar de grandes momentos con los equipos estrella, pienso que podemos asistir al descubrimiento por parte del resto del mundo de la realidad de este deporte el país venezolano.
Sin duda, que a veces ver las cosas desde una perspectiva externa ayuda a discernir con más claridad sobre dicho asunto. Así pues, podría ser más clarificador analizar el papel de la selección venezolana desde fuera de este país. Ese es mi caso con respecto al equipo vinotinto (aquí aparece por fin el líquido elemento del título) ya que reconozco que era un desconocedor del fútbol venezolano y hace unos días empecé a cambiar mi apreciación.
Todo comenzó después de ver el partido del Caracas en la Libertadores ante el River Plate, donde lo que pensaba sería un paseo para el club millonario se convirtió en una gran sorpresa al caer derrotado por los venezolanos y ser eliminados de la competición. A partir de ahí, en mi cabeza se fueron uniendo pensamientos, visiones e ideas en principio inconexas. De pronto me vino a la mente la imagen del futbolista del Mallorca Juan Arango, y de momento caí en la cuenta de que éste era venezolano. Poco a poco se fueron enlazando esas impresiones y al final llegué a un fantástico descubrimiento: Venezuela también existe en el planeta futbolístico.
Y entonces, si va a ser la sede de un acontecimiento tan grandioso como la Copa América, si ser anfitrión es siempre un factor añadido a la motivación, y si realmente tiene jugadores de calidad que hasta ahora habían pasado inadvertidos para la gran mayoría de aficionados ajenos a otra realidad que no sea Brasil o Argentina; entonces, ¿qué pasaría si en esta ocasión los venezolanos dieran la sorpresa y por lo menos se colarán en las semifinales? ¿Y si llegarán a la final? ¿Y si ganaran? No sabemos qué pasará porque todo es posible en el deporte, pero de momento para un aficionado más como es el que suscribe, hay un aliciente más para ver la próxima competición de selecciones americanas. No puedo dejar de pensar desde entonces en que sería bonito disfrutar este verano de una copa de vino tinto, y no me refiero sólo a la bebida.